El Buñuel es cultura. En este centro realizamos decenas de actividades permanentes cada semana y centenares de actividades puntuales. Danza, canto, música… Grupos de lectura, de yoga, de teatro… Sevillanas, gimnasia para personas mayores, jardín y huerto… Todo esto y mucho más cabe aquí.
El Buñuel es abierto. Es un lugar de encuentro entre iguales, de inclusión radical y creativa, donde cualquier persona puede compartir sus habilidades para construir con otros y otras. Es rotundamente falso que haya gente a la que no se la ha permitido entrar o participar. En el Buñuel cabe todo el mundo. Es un espacio de encuentro y diálogo, de reflexión, de diversión y aprendizaje.
El Buñuel es popular. Porque aquí cabemos todas. Desde las que se acercan buscando solución a algún problema, haciendo uso de nuestras asesorías gratuitas, hasta las que quieren pasar un rato en compañía o participar en alguna actividad. Hoy queremos recordar más que nunca a todos los vecinos y vecinas del barrio del Gancho y de la ciudad de Zaragoza que esta es vuestra casa.
El Buñuel es comunidad. Este centro funciona gracias a la implicación de las personas que lo utilizan y disfrutan. Es participación con todas sus letras, porque entre todas elegimos cómo queremos que sea la cultura y las actividades que aquí se disfrutan. Apostar por la cultura comunitaria es apoyar centros sociales hechos a la medida de la gente y no del mercado.
El Buñuel es, por encima de todo, cuidados. Es un espacio de «puerta abierta», es la plaza del 15M a cubierto. Quien quiere entra, opina, colabora… Somos habitantes de un espacio en el que aprendemos día a día a cuidarnos y a cuidar a quienes nos rodean. Este edificio-mundo es el lugar de entrenamiento para habitar la tierra desde el cuidado. Algo fundamental en los tiempos que corren, en que los límites del planeta gritan que necesitamos cambiar el modelo.
El Centro Social Comunitario Luis Buñuel es una herramienta más para construir otro futuro posible. Todo en nuestra sociedad se está haciendo cada vez más complejo y tenemos el derecho legítimo de encontrarnos y mejorar juntos y juntas nuestras condiciones de vida. Sabemos que otro modelo de ciudad y otra cultura son posibles porque cada día lo empujamos.
Hoy queremos lanzar un mensaje de alegría y tranquilidad. El juez únicamente se ha pronunciado sobre un acto administrativo. En ningún momento ha cuestionado nada que tenga que ver con este proyecto de cultura comunitaria y popular que cada día habitamos. Nosotras respondemos: somos muchas, somos diversas y seguimos abiertas.
Más allá de la sentencia, el Buñuel pide al Ayuntamiento de Zaragoza, una vez más, una reunión para establecer la regularización total de las actividades que viene realizando este centro social comunitario gratuitamente para vecinas y vecinos del barrio y la ciudad desde hace años. Una reunión o tantas reuniones como sean necesarias para terminar de una vez con la incertidumbre a la que los distintos gobiernos municipales han abocado al Buñuel durante años. Desde la asamblea hemos solicitado reunirnos con los responsables municipales hasta en cinco ocasiones desde mayo y no nos han respondido. Es incomprensible que el Ayuntamiento niegue la palabra a un proyecto integrador y cuidador como el Buñuel.
Queremos dejar muy claro que el juez no cuestiona en ningún momento que la autogestión sea un derecho. En el caso del Buñuel, además de un derecho es un hecho. Llevamos desde el 2012 dando vida a un edificio que llevaba 9 años abandonado y que el Ayuntamiento quiere volver a dejar vacío. Sí, vacío, porque ese supuesto centro cívico que está prometiendo el Ayuntamiento a vecinos y vecinas es puro humo. Nada se sabe de él. Denunciamos que hay un verdadero riesgo de que el edificio caiga en manos de la especulación y de la privatización de equipamientos públicos. Además, el barrio del Gancho ya tiene un centro cívico. Uno muy especial: el Centro Social Comunitario Luis Buñuel.
Debemos estar alerta y apoyarnos unas a otras. El Buñuel no es el único amenazado por esta deriva ultraderechista y revanchista de las instituciones públicas. Queremos lanzar un fraternal abrazo a los compañeros de Torrero, que vieron cómo este Ayuntamiento les ponía una y mil zancadillas para celebrar la Bajada del Canal. También a las gentes de las Delicias, a las que se les prohibió celebrar un festival de Rap y Hip Hop en sus fiestas.
El Buñuel no se para. La ciudad no se para. El Buñuel no se cierra. El Buñuel es ya un centro cívico -cívico sí, para todas personas que habitan la ciudad-, que aporta mucho, pidiendo muy poquito a cambio, a esta Zaragoza siempre viva.
Nos querían dormidas y con miedo. Pero nos van a encontrar despiertas, alegres y llenas de valentía. Convencidas de que somos muchas y somos diversas. De que no necesitamos ser tutorizadas, de que el respeto, la escucha y el compromiso son más necesarios que nunca para defender no solo los espacios comunitarios y populares, sino unas vidas dignas y libres.