¡La llave que abre el Buñuel somos nosotras! Poder comunitario desde abajo

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LA LLAVE QUE ABRE EL BUÑUEL SOMOS NOSOTRAS

Érase una vez un instituto público de secundaria que la administración trasladó a otro sitio dejando el edificio vacío y cerrado. Tenían la llave y podían hacerlo sin rendir cuentas a nadie. Durante años decidieron su uso: ninguno. Las vecinas del Gancho demostraron que existía alternativa: darle vida, habitarlo. De esta manera, el Centro Social Comunitario Luis Buñuel se abrió al mundo. Descubrimos que la comunidad es más que la suma de todas nosotras y que personas que se viven opuestas pueden también sentirse complementarias. Aprendimos a desear y actuar, a sentipensar juntas. Aprendimos a escuchar, a respetar, a cagarla juntas. A ceder, a respetar, a seguir.
 
Desde el momento en que pusimos un pie en el Buñuel, nos hemos sentado a hablar con los partidos políticos y gobiernos autonómicos y municipales que hiciera falta para que se reconozca este modelo de gestión que va más allá de lo público y de lo privado. En 2018, el CSC Luis Buñuel y el Ayuntamiento de Zaragoza firmamos un convenio que proporciona un marco legal para el centro. Sin embargo, en 2019 cambió el color del gobierno municipal y desde entonces el Ayuntamiento hace oídos sordos a nuestras peticiones de reunión mientras apoya que se recurra el acuerdo en los tribunales.
 
Nos dicen que no. Que así, no. Nos niegan. Dictan sus sentencias y convocan sus ruedas de prensa. Nos lanzan titulares. Salid y devolvednos la llave, nos ordenan. Lo que no saben es que, aunque no tengamos todas las respuestas, hemos aprendido que el Buñuel no necesita ser legitimado por un convenio o por un juez: se legitima a sí mismo en su propio caminar. Llevamos años transformando nuestra relación con las administraciones y no vamos a renunciar a ser tan ingenuas de intentarlo una vez más. Hay formas en las que no encajamos y por eso las desbordamos. Somos marea, tejido, común, pueblo a borbotones en permanente movimiento.
 
La participación vertical y la comunicación unidireccional dejaron de funcionar con nosotras. Somos el detonante que las multiplica por todos los lugares. Cuando no cabemos en los marcos que existen, entendemos que hay que crear otros nuevos. Por eso, de nuevo, nos resituamos para seguir activamente abiertas al diálogo con cualquier gobierno. Es una postura valiente y no exenta de riesgos, pero ante la tarea nos impulsa el valor de todo lo que aporta el Buñuel a la ciudad y la confianza en entendernos con cualquiera que escuche nuestra diversidad.
 

PODER COMUNITARIO: CREANDO DESDE ABAJO

Estamos orgullosas de que la ‘convivencia en la diversidad’ y ‘la inclusividad radical’ sean valores que protagonizan la manera de habitar el Centro Social Comunitario Luis Buñuel. Son una forma de hacer política, en un sentido amplio, que nos permite transformar nuestras formas de relacionarnos: cómo nos miramos, hablamos, abrazamos o tomamos decisiones. Juntas y enredadas con el barrio y la ciudad, creamos en pro del bien común y construimos a la vez el proceso-camino y el objetivo-meta.
 
Es difícil pertenecer a un grupo sin sentir que te diluyes en él. También es difícil vivirte como un ser todopoderoso que no necesita del otro. Son sentimientos humanos por los que transitamos todas las personas. En el Buñuel también nos pasa. Aprendemos a habitar ambos polos y a jugar el vaivén trepidante entre el yo y el nosotrxs. El resultado es una práctica cultural arriesgada, a veces incomprendida, y día a día exitosa, como demuestra la actividad incansable del CSC y el gran apoyo que recibe de gentes muy diversas. Hemos sido programadxs para construir nuestra identidad desde la individualidad, obviando que la identidad pasa por ser-en-relación-con-otrxs. Vivimos bien pegaditos en ciudades diseñadas para atomizar la vida, con roles sociales cada vez más especializados, que generan la fantasía de que cada quien es independiente y se realiza a sí mismx. Pero la realidad es que ninguna persona puede vivir, ni sobrevivir, sola.
 
La cultura hegemónica nos ha enseñado a desear ser personas únicas, especiales y de éxito. Tener un buen trabajo, una buena pareja, un buen coche, unos buenos hijos y unas vacaciones en un lugar muy molón marcan la tendencia sobre cómo habitar nuestras vidas y el mundo. Ante este panorama, introducir valores comunitarios en la cultura es hoy un aprendizaje necesario y urgente. Y lo estamos haciendo. El Buñuel aporta un espacio-territorio común, un lugar en el que se aprende a convivir en sociedad. Es un lugar que se construye partiendo de la diversidad de voces, de formas de participación y de grados de implicación.
 
Cada persona llega con su mochila de experiencias, necesidades, aprendizajes, creencias, hábitos de vida… El Buñuel es para ellas, para todas, una oportunidad para ese encuentro nutritivo con el otro. El Buñuel es un cortafuegos ante las amenazas del indivualismo y la fragmentación social. La comunidad es refugio y es hoguera. El Buñuel es una gran obra colectiva abierta a cualquiera que acuda con apertura, ganas de compartir, aprender y, por supuesto, pasar un buen rato. Es un lugar que ensancha el alma del pueblo de Zaragoza y que nadie puede permitirse perder.

 

 
 
El Buñuel no se cierra mientras lo cuiden sus vecinas.
¡Ya no hay llave que valga, ni suya ni de nadie!
Porque la llave que abre este Centro Social Comunitario cada día somos nosotras.
Y siempre abiertas a ser más.

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